Oración de Reparación
Oh, Señor amado,
oh, Cristo amado,
acepta nuestra reparación
a través de nuestro amor,
nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén.
Oh, Señor amado,
oh, Cristo amado,
acepta nuestra reparación
a través de nuestro amor,
nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén.
Santísimo Padre,
te ofrecemos en Gloria,
Misericordia y Restauración,
el Sacratísimo Cuerpo,
Mente, Alma y Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo Jesús,
en reparación por todos los pecados,
indiferencias y maleficios
cometidos por este mundo.
Y por la intercesión divina
del Inmaculado Corazón de María
y del Castísimo Corazón de San José,
te pedimos perdón, cura y redención
por los siglos que vendrán.
Amén.
En el nombre
del Cristo de la Luz,
revelo mis aspiraciones a Dios
para que las colme
y las reciba en Sus manos.
En el nombre
del Cristo de la Luz,
me oferto a la Vida Eterna,
a la Entrega,
a la disolución de las culpas,
del miedo y del dolor,
para que sean convertidas
en el Amor de Cristo.
A Ti Cristo, Mi Señor,
elevo la oferta
para redimir la conciencia del mundo;
escúchame Redentor.
A Ti Cristo,
entrego mi vida
para que reines y crezcas como un niño nuevo;
escúchame Redentor.
A Ti Señor,
entrego mi suspiro para que lo conviertas
en fuente de Tu Presencia
y asistas a los que no te tienen;
escúchame Redentor.
Llámame a Tu lado Señor,
para que este delante de Tu presencia.
Llámame a Tu lado Señor,
para que comulgue de Tu Conciencia.
Llámame a Tu lado Señor,
para que renazca como un espíritu nuevo.
Llámame a Tu lado Señor,
para que reconozca Tu Voluntad.
Llámame a Tu lado Señor,
para que permanezca en Tu Reino Cósmico
y nunca descienda de él.
Sangre de Cristo,
Cristo,
toca con Tu mano el corazón,
para que este reciba el prenuncio de Tu fe.
Cristo,
toca con Tu mano el corazón, para que se vacíe
y renazca entre las manos de Tu ser.
Cristo,
toca con Tu mano el corazón, para que se cure
y se abra sin condiciones a Tu Voluntad.
Cristo,
toca con Tu mano el corazón,
para que este muera a sí mismo y a sus pretensiones
y para que se ilumine por el rayo de Tu piedad.