La música y el canto devocional son bases fundamentales de la vida monástica de nuestra congregación. Son también expresión del ofrecimiento de nuestras consciencias a Dios. El canto contribuye en la elevación del alma y construye un puente de unión entre el Cielo y la Tierra, crea la condición para que descienda sobre la humanidad la Gracia y la Misericordia.